¿Bienvenida, 30D?

Hace ya unas semanas que publicamos en Caborian la primera foto de la nueva Canon EOS 30D, que acaba de ser presentada oficialmente por la compañía nipona. Además, en nuestros foros se habían aportado con anterioridad las características de la nueva máquina, lo que permitió que cualquier persona con acceso a la red conociera en exclusiva las tripas de la misma, amén de ver el aparato antes que el resto del mundo. A pesar de todo, cuando se publicó la foto de la criatura en nuestra web y se retiró al cabo de veinticuatro horas se nos acusó de varias cosas, entre ellas, de subir «fakes» de los productos para aumentar nuestro tráfico, o de tirar la piedra y esconder la mano. Me imagino que a día de hoy esas mismas personas deben estar con la cabeza metida en un caldero o friendo sus palabras para comerlas con ajo y patatas, aunque tampoco hay que dar mucha importancia al asunto, ya que probablemente la próxima vez que mostremos un producto en exclusiva se repetirá la historia.

¿Bienvenida, 30D?

El caso es que la nueva cámara ha supuesto para algunos una buena noticia, mientras que para otros (entre los que me incluyo) representa sencillamente una decepción (que no una sorpresa). Básicamente, Canon nos ofrece una 20D maquillada con algunas características nuevas que vamos repasar someramente a continuación.

  • Nueva pantalla LCD de 2,5″ y 230.000 píxeles de resolución: en la nueva cámara veremos mejor las previsualizaciones de nuestras fotos, cierto es. Sin embargo, tampoco es menos cierto que actualmente prácticamente toda la competencia equipa pantallas de este tamaño y de resolución similar, excepto los modelos más baratos. Realmente, parecía casi una obligación sustituir el deficiente LCD de la 20D a día de hoy, que, sin embargo, cumple su función sin problemas.
  • Posibilidad de variar la sensibilidad ISO de tercio en tercio de paso: es decir, ahora en vez de ISO 100, 200, 400… podremos contar con los típicos 125, 160, 250, 320… implementar esta función en la 20D simplemente implicaría reprogramar ligeramente el firmware de la máquina, tarea que podría llevar aproximadamente un par de días en el peor de los casos.
  • Medición puntual real (cobertura del fotograma de 3,5%): es algo que debemos valorar positivamente, pero su inclusión en una cámara de este rango resultaba prácticamente obligatorio, igual que fue injustificable su no aparición en la 20D.
  • Nuevo disparador de tacto suave (electromagnético): una de las cosas atractivas de la nueva 30D, ya que la presencia de este tipo de disparadores evita en gran medida las trepidaciones a la hora de tomar la fotografía.
  • Nuevos modos de disparo para el usuario amateur: de nula utilidad para cualquier fotográfo mínimamente conocedor de la máquina. Es otra opción que se puede implementar directamente por firmware en cualquier EOS digital.
  • Más parametrización de la imagen disparando en JPEG. Al igual que comentábamos en el caso anterior esto sólo requiere trabajar un poco en el software del aparato.
  • Posibilidad de disparar a 5fps, con un buffer de hasta 30 fotografías y obturador mejorado (más duradero): nada especialmente espectacular, sobre todo teniendo en cuenta lo poco que cuesta a Canon incorporar semejante «avance» en el nuevo modelo con su amplia experiencia en la serie 1D y el abaratamiento espectacular de las memorias.

¿Algo más?, sí, quedan algunos pequeños detalles, por ejemplo, ahora podremos cambiar el valor ISO sin apartar la cara del visor, ya que durante el proceso se muestra en el mismo (sin embargo, ¡oh! maravilla, desaparece por arte de magia en cuanto hemos completado la operación). Además, el cuerpo se parece un poco al de la 5D (detalle de gran importancia) y por si eso fuera poco posee un botón de impresión directa en la parte trasera y puede grabar 9999 imágenes por directorio, en vez de las 100 de la 20D. ¡ah! también enciende un poco más rápido y muestra los menús en tres nuevos lenguajes. Un gran cúmulo de inapreciables bondades.

A cambio de todos estos jugosos adelantos Canon ha dejado sin alterar aspectos secundarios de la máquina que a buen seguro nadie tendrá en cuenta. Por ejemplo, el sensor era tan bueno tan bueno en la anterior generación que no se ha cambiado. Además, el visor tampoco se ha modificado sustancialmente, ya que como saben los propietarios de la 20D mirar por él es una auténtica delicia. Por otra parte, tampoco existen juntas de sellado en la máquina, porque un buen fotógrafo no se ducha con su cámara ni tampoco se acerca al mar a hacer fotos; la 30D es una máquina para ir con ella a sitios decentes, ni húmedos, ni con barro, polvo o salitre. La maravillosa medición evaluativa de Canon (esa que las más de las veces falla por dos tercios de diafragma en cualquier situación) tampoco se ha mejorado en punto alguno y por si fuera poco el errático balance de blancos permanece más o menos igual que siempre, porque aporta un toque de emoción a las fotografías y además, tirando en RAW, no sirve para nada.

Resumiendo, de todas las novedades que presenta la 30D una buena parte son simples modificaciones del firmware que se podrían implementar sin problemas en la anterior 20D y lo demás (lavado de cara, modificaciones en el obturador, LCD, etc) son detalles menores que habrán supuesto a Canon una inversión en investigación y desarrollo de cinco euros y cuarenta minutos.

Así las cosas algo huele un poco a podrido, ¿qué ha impedido llamar a esta cámara 20D N o 20D MarkII?. Muy posiblemente las propias tendencias del mercado y el perfil del usuario que adquiere este tipo de aparatos de gama más baja. A día de hoy ya existe un buen número de gente totalmente convencida de que necesita la nueva cámara para llevar a cabo todos aquellos brillantes trabajos a los que no podía acceder con la 20D y gran número de los que aún no están decididos a dar el «salto» lo harán en los próximos días. Todo vale como disculpa, pero la justificación más habitual pasa por decir que la 30D tiene justo lo que se echaba en falta en la anterior generación (¿?), sin considerar que el nuevo modelo presenta exactamente las mismas carencias reales que convirtieron a la famosa 20D en una máquina, en mi opinión, bastante mediocre (sobre todo después de la salida de la 350D).

Evidentemente, Canon es consciente de todo esto y de sobra sabe que la nueva 30D no es más que un refrito de la cámara anterior y cuatro nuevos componentes que poco tienen de novedoso. Sin embargo, también conoce perfectamente el parque de usuarios que mencionábamos antes y sabe que no van a defraudar a la compañía. El perfil mayoritario de compradores de este tipo de máquinas (Canon o Nikon) responde a dos posibles tipos: el primero es amateur, muchas veces totalmente inexperto, de edad madura y posición económica relativamente deshagoda (o joven artista igualmente desahogado gracias a la cartera paterna). Siente vergüenza de comprar una cámara de gama demasiado baja (EOS 350D, Nikon D50) o simplemente comenta que son de plástico y no le gustan. A pesar de eso, la serie 1D (o similar, según la marca) se le antoja demasiado «pro» y ostentosa, así que se decide por la opción intermedia, algo que ronde mil doscientos/mil setecientos euros y no le haga sentir ridículo cuando sale a la calle. El segundo usuario tipo es aquel que sin tener tampoco demasiada idea de lo que hace ha dado un paso más y conoce lo más básico de la técnica fotográfica, aunque no toma buenas fotos porque ni le dedica tiempo ni quiere hacerlo (simplemente se limita a disparar de vez en cuando al salir de paseo). Sin embargo, muestra una enorme capacidad para calentarse con la lectura de webs y foros, o incluso con sus amigos, y siente la necesidad urgente de cambiar de máquina cada vez que llega algo nuevo al mercado. No le importan mucho sus características, ya que por regla general no lee el manual de instrucciones (el usuario tipo uno tampoco lo hace habitualmente), pero siente que algo se ha muerto dentro de él si no posee el último modelo de cámara, aunque, como el caso que nos ocupa, sea básicamente igual que la máquina anterior.

Según esto, ¿para qué molestarse en actualizar realmente algo si ya se vende bien así?, ¿no será mejor seguir aportando más de lo mismo mientras sea posible?, ¿para qué agotar recursos sacando un producto realmente mejorado?. Es el pensamiento empresarial más lógico y el que yo mismo seguiría. En una gran compañía son conscientes de que esa no es una política sostenible a lo largo del tiempo, pero también saben que sí puede hacerse de vez en cuando si un producto sigue siendo competitivo cuando lleva cierto tiempo en el mercado. De esta manera, las nuevas generaciones de máquinas descafeinadas sostienen la venta durante un año o año y medio más (al tiempo que sirven para mantener la imagen de empresa fresca y dinámica) hasta que llegue realmente el periodo de renovación real.

¿Significa esto que la 30D es una mala cámara?, ni mucho menos. Con el recorte de precio que ha sufrido la gama resulta un aparato atractivo pero sólo si no poseemos la veterana 20D, en cuyo caso la sustitución es poco más o menos que un desembolso ridículo (aunque para gustos colores, hay quien compró la 20D con el 18-55 en vez de una 350D con un 17-40 f4.0 L). Además, con la política de abaratamiento Canon ha separado el modelo de la Nikon D200, bastante más avanzada pero también notablemente más cara, y deja un nicho vacío entre la 30D y la 5D, nicho que, o muy equivocado estoy, o se cubrirá para mediados-finales de año, coincidiendo con la presentación de la inminente EOS 1Ds Mark III.

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